Trump lo volvió a hacer. En una reunión privada con Mark Carney, el exgobernador del Banco de Inglaterra y figura cada vez más mencionada en la política canadiense, el expresidente de Estados Unidos soltó una frase que encendió chispas en Ottawa: “Canadá es prácticamente el estado 51 de EE. UU.”. La provocación no tardó en volverse viral y dividir las redes entre risas, insultos y memes de maple y águilas.
Según fuentes cercanas, la reunión estaba pensada para hablar de economía, inversiones y cooperación energética, pero Trump la transformó en un espectáculo de geopolítica improvisada. Entre bromas y comentarios patrióticos, insistió en que la relación entre ambos países es tan estrecha que “solo falta una estrella más en la bandera estadounidense”. Algunos asistentes rieron incómodos, otros tomaron notas esperando que Carney respondiera.
El canadiense, fiel a su estilo reservado, no cayó en la trampa. Evitó confrontar directamente y recordó que Canadá tiene sus propias políticas, prioridades y visión económica. Sin levantar la voz, pero con una frase que ya circula en titulares, dijo que “las alianzas se construyen entre países soberanos, no entre estados dependientes”. La respuesta fue tan cortés como contundente.
Mientras tanto, el comentario de Trump recorrió los principales medios norteamericanos. En Canadá, muchos lo tomaron como una ofensa, un símbolo del típico tono condescendiente del vecino del sur. En Estados Unidos, algunos simpatizantes de Trump lo celebraron como una “declaración de fortaleza americana”, mientras analistas políticos advirtieron que estas frases solo aumentan la tensión bilateral.
Lo cierto es que el encuentro dejó mucho más que una frase polémica. Fue una muestra clara de cómo Trump sigue usando la provocación como herramienta política, incluso con figuras que, como Carney, representan la calma y el cálculo diplomático. Y aunque no hubo acuerdos ni declaraciones conjuntas, la reunión cerró con una imagen que lo dice todo: Trump sonriendo satisfecho, Carney serio y las cámaras esperando la próxima frase viral.
En cuestión de horas, las redes se inundaron con hashtags como #Estado51, #TrumpVsCarney y #CanadaNoSeVende. Algunos lo tomaron con humor, otros con indignación, pero todos coincidieron en algo: Trump aún sabe cómo robar titulares, y Canadá, una vez más, tuvo que recordarle al mundo que no necesita pedir permiso para ser lo que es.
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